Una prueba de manejo muy inusual demuestra que el Porsche 911 es un deportivo todopoderoso incluso en la nieve.
Notre Dame de la Merci, Québec, Canadá – Cuando recibí la invitación de Porsche para ir a cubrir uno de sus eventos de prensa en Canadá y en pleno invierno lo primero que me vino a la mente fue que iría a probar una de sus camionetas. Y es que dada la extrema crudeza de los inviernos canadiense, lo ideal era manejar vehículos SUV con grandes talentos off road como la Cayenne y la Macan.
Pero Porsche tenía otra cosa en mente. En el evento manejaríamos sobre nieve e incluso, sobre hielo, pero no sería en una Cayenne. Tampoco sería en una Macan. Lo que estaría manejando era un superdeportivo: el Porsche 911.
Manejar un 911 sobre hielo y nieve sonará a locura, pero es algo que Porsche toma con mucha seriedad (claro, también lo salpica con diversión). Todo es parte de su programa Camp4 creado para que dueños de vehículos Porsche y entusiastas de la marca adquieran destrezas que les permitan mantener el control de sus máquinas en situaciones muy resbaladizas. El Camp4 se celebra únicamente en dos países en todo el mundo y ambos son reconocidos por sus inviernos durísimos: Canadá y Finlandia.
El Camp4 de Canadá, que es el que visité, se hace en un complejo de pistas de asfalto que durante el invierno están permanentemente cubiertas de nieve. Y para hacer las pruebas aún más retantes, cada noche las inundan para crear nuevas capas de hielo y así resbale más.
Cuando uno llega al Camp4, se encuentra con una impresionante flota de más de 20 vehículos divididos entre 911 S que solo tienen tracción en las ruedas traseras y 911 4S que la tienen en las cuatro.
Los ejercicios duran un día completo y a lo largo de la jornada se hacen varias pruebas como slalom, manejo en curvas, aceleración, e incluso, drift. En todas se busca enseñarle a los conductores a mantener el control del auto en situaciones en las que no habrá nada de control.
Los primeros días de cada temporada del Camp4 son reservados para la prensa internacional. Allí estuve con colegas amigos de México, Colombia y Chile y otros de Australia y Europa y un equipo fotográfico de Finlandia.
El Camp4 es como uno de esos circos de múltiples escenarios en los que en todos siempre está ocurriendo algo a la misma vez. Dividen a los periodistas en grupos más pequeños y mientras en uno están haciendo slalom, en otro están haciendo drift, en el otro, pruebas de aceleración y en otro, manejo de curvas. Distintos escenarios y en todos ocurriendo algo a la misma vez.
Dentro de cada 911 hay un radio por el cual los instructores les van explicando a los conductores qué hacer. “¡Gira el guía, gira el guía! ¡Acelera más fuerte, más gasolina!”. Sí my friends, porque en la nieve y en otras situaciones muy resbalosas, hay veces que para controlar el carro, hay que acelerar… en vez de frenar. Y para llevar el carro hacia la izquierda, hay que girar el guía hacia la derecha. Sí, son instrucciones que vuelven loco a cualquier disléxico, pero funcionan.
Además de la veintena de 911, en el Camp4 hay varios otros vehículos de apoyo como la Porsche Cayenne y la Porsche Macan y están allí para sacar a cualquier conductor de un atolladero. Digamos que alguien no supo manejar bien una curva y se sale de la pista y entierra el carro en la nieve blandita. Pues hasta allá van las SUV al rescate. Pero claro, ningún periodista quería pasar por esa vergüenza y tener que soportar por años las bromas de sus colegas al verlos en otros viajes. Así que aunque todos cometimos errores en el transcurso del aprendizaje, ninguno se salió de la pista y quedó espetado en la nieve.
Con distintos niveles de destreza como drivers nos lanzamos a la aventura. A algunos las cosas nos salieron muy bien y en otros ejercicios, las cosas nos salieron mal, pero gracias a las instrucciones y consejos de los técnicos fuimos mejorando y así pasamos todo un día de gran diversión manejando Porsches… ¡en la nieve!
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