Si raro es ver uno de estos deportivos, más raro es hallar dos en un mismo lugar. Véanlos en este vídeo.
Bradley es de uno esos capítulos sumamente breves, pero muy interesantes que hay escondidos dentro de la historia del automóvil. Era una compañía muy pequeña del estado de Minesota (USA) que pertenecía a dos socios y uno era de apellido Bradley. Se dedicaban a los kit kars basados mayormente en el Volkswagen Beetle.
En un momento dado crearon su propio diseño y lo bautizaron como el Bradley GT, un pequeño deportivo muy mal construido y muy poco práctico pues carecía de techo y puertas. Salió a finales de la década de los sesenta y lo ofrecieron hasta el 1977. Pueden ver uno aquí.
En ese año lanzaron el GT2, un auto más grande y mucho mejor diseñado, aunque nuevamente, equipado con un motor de Volkswagen Beetle. Bueno, tan superior era su apariencia, que hasta tenía un parecido con el Ferrari 308 y hasta se puede decir que lucía mucho más exótico, pues tenía puertas tipo gullwing y cada una tenía un pequeño sunroof. Estuvo en el mercado hasta el 1981. Esa breve existencia hizo que hoy en día sea muy raro ver un Bradley.
Pues no con uno, sino con dos ejemplares de esta gran rareza me topé hace unos días mientras paseaba por la costa sur de Puerto Rico, específicamente por el pueblo de Coamo. Buscando una dirección, mirando cuidadosamente cada casa, me topé con esto:
Reconocí el auto de inmediato porque en febrero, en la Feria de Autos Antiguos de San Juan, entrevisté al dueño, Ernie, un amable mecánico del área sur. Su auto me llamó muchísimo la atención pero no por las extensas modificaciones que tiene, sino por la sencilla razón de ser un Bradley. Que yo recuerde, nunca había visto un Bradley GT2 en Puerto Rico. Los había visto en un chatarrero en Ann Arbor, Michigan y otro en Colorado Springs mientras cubría la famosa carrera Pikes Peak Hill Climb, pero nunca en Puerto Rico.
Durante el rato que estuve hablando con Ernie en la Feria de Autos Antiguos, mucha gente se acercó con curiosidad a indagar qué vehículo era. Los que preguntaron se maravillaron al aprender sobre una oscura marca americana. Por eso es que es un auto tan interesante: por su rareza. Nos son autos valiosos, pero sí muy interesantes.
Bueno, pues en Coamo, llamé desde la calle y quien salió a recibirme fue Ernie. Continúa siendo el dueño del auto. Nos saludamos, se recordó de mí y le pedí permiso para nuevamente fotografiar su auto. Accedió de inmediato y me dio una buena noticia: “Coseguí otro”. Rápidamente me lo mostró.
Me contó que hace pocos meses alguien lo vio en la calle con su Bradley modificado y le dijo que conocía a alguien de Trujillo Alto que tenía uno y le dio el número de teléfono. Ernie llamó, negoció, terminó comprándolo, lo transportó hasta Coamo y comenzó a restaurarlo. Eso sí, este lo dejará en su estado original, sin las modificaciones extensas que tiene su primer Bradley.
Aunque muestro el auto en el vídeo, aquí les dejo varias fotos de sus detalles:
Los componentes interiores son originales, están completos y en bastante buen estado.
Los aros también son los originales.
Mientras, aquí les dejo otras fotos del Bradley modificado:
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